Visita del Rey
Un ordenanza del ejército luciendo un uniforme con sus mejores galas, tocó suavemente con los nudillos la puerta del compartimento, diciendo. –Señor estamos llegando a Almansa, pronto entraremos en la provincia de Alicante- -Gracias- contestó Alfonso XIII.
El tren llegó a las 9:30 de la mañana al parque de Canalejas de Alicante, el día 31 de enero de 1923. Su majestad vestía uniforme de infantería, iba asomado a la ventanilla saludando a la muchedumbre con la mano, bajo su mostacho lucia una inmaculada sonrisa. Cuando el tren se detuvo, bajó por la escalinata adornada con tapices y flores. Un piquete del Regimiento de la Princesa le rendía honores, mientras que la banda municipal tocaba la Marcha Real, y las autoridades le daban la bienvenida.
La comitiva real compuesta por más de 60 automóviles ocupados por miembro del gobierno y accionistas de la compañía de Riegos de Levante, entre ellos los banqueros catalanes Milá, Camps y Marsans, así como familiares de la potente banca Deyfus.
Todo el trayecto hasta Guardamar estaba adornado con banderas, al llegar al cruce de Santa Pola les esperaba el Alcalde de este pueblo, el clero, una muchedumbre y la banda de música que saludaba su paso con los sones de la Marcha Real.
Una vez en llegados al destino, el Rey se dirigió hasta la caseta de las compuertas y cortó la cinta que sujetaba el portillo, dejando paso a la lengua de plata, que con su húmeda sustancia saciaría la seca tierra levantina, tornando fértiles sus secos campos.
Después de la inauguración del canal, el Rey se dirigió hasta la Iglesia del pueblo para orar brevemente, entró en ella bajo palio, estaba adornada con flores y guirnaldas, en lo alto del arco de la entrada se podía leer “EL CLERO CON S.M. EL REY”.
La muchedumbre se agolpaba alrededor del automóvil Hispano-Suiza conducido por un chofer militar, S.M. ocupaba el asiento trasero junto al exministro y presidente de la Compañía de Riegos de Levante Juan de La Cierva. Todos querían ver al Rey, pero los que estaban en primera fila tapaban la visión de los que estaban atrás, un mozalbete colándose entre el gentío, dio un bote sobre sí mismo para verlo mejor, tal fue la desilusión de ver a un Rey sin corona ni traje de armiño que exclamo sorprendido ¡¡¡XE SI ES UN HOME!!!
José Viudes Amorós. Vocal de l’Institut d’Estudis Guardamarencs.
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