LA SARGENTADA
La Sargentada: Hasta
el año 1836 no se pude hablar de partidos en España. Desde la revolución
liberal de principio de siglo se habían formado algunas tendencias, que
derivaron en dos grupos: los moderados
y los exaltados. Los moderados
configuraron una filosofía política que se convirtió en la base doctrinal del
sistema, que se denominó el liberalismo
doctrinario.
El
doctrinarismo se basa en la soberanía de la capacidad, se fundamentaba para
unos en una tercera vía entre la soberanía por la gracia de Dios y la soberanía
popular. Los buenos, y los capaces eran los que debían gobernar. Estas clases
denominadas intermedias eran las más idóneas para gobernar. Esta teoría derivó
en el sufragio censitario, mediante el cual sólo un grupo de personas, estaban
capacitadas para ejercer el derecho al voto, y sólo los más escogidos para
ejercer el poder.
Los
exaltados o progresistas fundamentaban su política principalmente en la critica
combativa frente a los moderados. Se distinguían sobre todo en el principio de soberanía nacional, la libertad de expresión
y la lucha contra los impuestos de consumos.
El
Gobierno progresista de Mendizábal que ocupaba en estos
momentos el poder,
estaba cada vez más enfrentado con la regente María Cristina, que buscaba la
vuelta de los moderados al poder, por lo que tuvo que dimitir el 14 de mayo de
1836. Le sustituyó Javier Istúriz, lo que significaba un paso atrás en la
izquierdización del régimen.
Este
hecho provoco muchos descontento en algunos círculos progresistas de muchas
ciudades, primero en Málaga y después en Sevilla, Granada, Córdoba, Zaragoza,
Barcelona y otras capitales de provincia de toda España.
Istúriz
intentó sofocar la revuelta obligando a
la Regente a firmar un manifiesto a
favor del Gobierno, cuyo contenido resultaba comprometido.
Alicante
se sumó a la revolución y el 9 de agosto, el Gobernador militar D. Gregorio
Piquero-Argüelles proclamó la Constitución de 1812 en la capital.
El
Gobernador Civil de la Provincia D. Ventura de Córdoba, no pudiendo evitar este
hecho, se fugó hasta Orihuela, como esta ciudad se mantenía fiel al gobierno de
Madrid fijó allí su residencia, para ejercer allí las funciones de su destino.
El
nuevo Gobierno de Alicante dirigió una comunicación al Ayuntamiento de Orihuela
invitándole a que se sumara a su causa, la corporación de esta ciudad se reunió el día 12 para deliberar sobre
dicha propuesta, contestando que no era
de sus atribuciones mezclarse en la política y mudanzas del Gobierno.
Todas
estas revueltas derivaron en un motín en la Granja, donde se hallaba las Cortes
en aquellos momentos, la guardia se sublevó el 12 de agosto y una comisión
formada por dos sargentos y un
soldado pidió a la reina gobernadora que firmase un decreto que restableciese
la Constitución de 1812, a lo que no tuvo más remedio que acceder….
Ventura
de Córdoba convocó a todos los miembros del Ayuntamiento de Orihuela los
mayores contribuyentes, miembros del clero, comerciantes, gremios de oficios y
a los jefes y oficiales de la Guardia Nacional. Después de explicarles lo
ocurrido en Alicante, les dijo que si pensaban seguir a los revoltosos el se
retiraría, pero si decidían continuar fieles a la Reina permanecería con ellos
para ejercer su autoridad.
El
primero que dio su parecer fue el Conde de Pinohermoso diciendo que ellos no
jurarían la Constitución a menos que lo mandara la Reina. Oído el parecer de las
fuerzas vivas de Orihuela, el Gobernador Civil publicó un manifiesto dirigidos
a todos los pueblos de la provincia, exhortándoles que se mantuvieran fieles a
su autoridad y que no enviaran ninguna recaudación de impuestos a Alicante.
Nombró
como Gobernador Militar de la Provincia al coronel de Caballería Gaspar
Fernández de Bobadilla….
Como era natural, la
decisión de los oriolanos disgustó mucho a los alicantinos, por lo que el
Gobernador Militar de Alicante D. Gregorio Piquero y Argüelles se dispuso a
mandar una fuerza militar para castigar la osadía de los mandatarios huertanos.
El
día 15 se puso en marcha una columna de la Guardia Nacional compuesta por
hombres de varios pueblos de la provincia, una de caballería y un pelotón de un
regimiento de línea con dos piezas de artillería. Mandados por el Brigadier
Piquero y D. Agustín Noguera, jefe de la misma graduación; todas las fuerzas
contaba con unos mil hombres. A la vez se habían puesto de acuerdo con las
ciudades de Murcia
y Cartagena para que mandaran unas columnas semejantes para atacar la ciudad
por varios flancos a la vez.
Los
miembros del Ayuntamiento de Orihuela al enterarse de la noticia, decidieron
mandar varias comisiones para salir al encuentro de las tropas y comunicarles
que no eran hostiles y que si era menester jurarían la Constitución.
La
primera comisión estaba compuesta por el Teniente Alcalde 1º, se dirigió a
Elche al encuentro de Piquero y dado el mensaje del Cabildo y su deseo para que
se volviera para Alicante, pues no debía temer nada de los oriolanos.
A
pesar de oír las excusas decidió entrar en la ciudad pero sin animo hostil. Entró
en la ciudad el día 16 de agosto siendo recibido por las autoridades el la
puerta de Sato Domingo mientras la banda de música de la Milicia Nacional
tocaba marchas militares, los ciudadanos habían engalanado con flores los
balcones de sus casas y vitorearon a las tropas de ocupación.
La
revolución de los sargentos de la
Granja provocó una crisis en el Gobierno e Istúriz fue sustituido por José
María Calatrava, un progresista destacado por su exaltado liberalismo,
inmediatamente nombró a Mendizábal ministro de Hacienda y comenzó a poner en
practica leyes que ya habían sido aprobadas en los anteriores periodos
constitucionales, como la ley de Ayuntamientos de 1823, el Plan de Estudios de 1822,
libertad de imprenta, sucesión de Mayorazgos etc.
Seguidamente se convocó unas Cortes
Constituyentes para el mes de octubre, que diera al pueblo una nueva
Constitución, para que se pudiera poner
en práctica el espíritu de la utópica Constitución de 1812, dada su difícil
aplicación en aquellos tiempos tan convulsos.
El
día 10 de agosto había llegado a
Guardamar por medio de vereda un mensaje dirigido a D. Pedro García Sánchez.
Éste después de leerlo convocó una junta extraordinaria para el día siguiente e
la cual comunicó a los miembros de la Corporación: ”que la pasada noche del 9 de agosto había sido proclamada la
Constitución de 1812 en Alicante, habiéndose puesto al frente de dicho cambio
político el Comandante General de
Baluard de Guardamar.
la Provincia D. Gregorio Piquero y Argüelles.
(Militar español
nacido en Llanes (Asturias) el 24 de abril de 1782 y muerto en La Habana el 9
de mayo de 1865).
Después de que el
rey Fernando VII lo destinara a Aragón,
fue capitán general de Extremadura durante el año de 1822. Al terminar el
Trienio Liberal partió a Cuba, donde permaneció hasta 1835 dedicado a labores
agrícolas. En noviembre de 1835 solicitó la amnistía, que le fue concedida. Una
vez en España, fue nombrado gobernador de Alicante el 24 de junio de 1836. El
19 de enero obtuvo el ascenso a mariscal de campo.
Después
de deliberar largamente los hechos comunicados por el Alcalde, el Cabildo
acordó publicar con toda solemnidad inmediatamente y en los sitios de
costumbre, el Código Constitucional de 1812.
Se
citó al Cuerpo de la Milicia Nacional, al Reverendo
Clero y demás personas de distinción educación y carácter que existen en esta
Villa. Para que se presentaran al acto de la Jura de la Constitución, que
tendría lugar el próximo día 21 de agosto.
Cuando
llegó este día., el primero que juró la Constitución fue el Alcalde, que
poniendo las manos sobre los Evangelios dijo: Juro guardar y hacer guardar religiosamente la Constitución política de
la Monarquía Española, sancionada por las Cortes Generales y Estado de la
Nación en el año 1812 con las modificaciones que de ella se haga las Cortes
Revisoras.
Después
juró el comandante de la Milicia Nacional e inmediatamente formó los 70 hombres
que formaban el batallón y les tomó juramento, seguidamente juraron los
Carabineros con el sargento Falquio Belda a la cabeza.
Posteriormente
se dirigieron todos juntos a las Iglesia y cantaron un “Tedeum” en acción de gracias.
El
eclesiástico D. Juan Bautista Rico pronunció un emotivo discurso alegórico
ensalzando los valores de “La Pepa” que finalizó con vivas a la Constitución, a
la reina Regente María Cristina y a su Augusta hija Isabel.
Finalizados
los actos en la iglesia, se reunieron en la sacristía todos los miembros que
componían el clero de Guardamar: el cura ecónomo Antonio García, Francisco
Garafulla, Pablo Hernández, Antonio Pérez y Juan Bautista Rico prestando el
juramento de fidelidad a la Constitución ante la Sagrada Bliblia.
José
Viudes Amorós. Vocal de l’Institut d’Estudis Guardamarencs
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