Los Trastámara

El rey Martín I falleció por la peste, sin dejar descendencia en mayo de 1410. En esos momentos se planteó el problema de la sucesión de la corona de Aragón. Había seis pretendientes a ocupar el trono: Alfonso, duque de Gandía, conde de Ribagorza y Denia, descendiente por línea masculina de la casa de Aragón, hijo de Pedro, conde de Ampurias y Ribagorza, nieto de Jaime II; Jaime, conde de Urgel, biznieto de Alfonso III de Aragón, cuñado de Martin I; Fernando de Antequera, hijo de Leonor de Castilla hermana de Martín I y nieto de Pedro III de Aragón; Luís, duque de Calabria, hijo de Violante esposa del duque de Anju y nieto de Juan I de Aragón; Juan, conde de Prades, hijo segundo de Pedro conde de Ampurias y Ribagorza; Fadrique, hijo natural de Martín de Sicilia, nieto de Martín I. Este último era el que más parentesco tenía, algunos nobles y el Papa Benedicto XIII eran partidarios de nombrarlo rey, pero los letrados lo rechazaron por ser hijo ilegítimo.

La elección del nuevo rey tendría que hacerse mediante el acuerdo de los tres reinos que componían la corona de Aragón. Finalmente, después de dos años de conflictos se llegó al acuerdo de nombrar como rey a Fernando de Antequera, que era sobrino de Martín y nieto de Pedro IV el Ceremonioso.
Fernando I de Antequera, nuevo rey, era consciente que su elección no había sido unánime e impulsó una serie de reformas y privilegios para ganarse a la nobleza de la corona de Aragón. Un nuevo conflicto parecía que se avecinaba, porque el rey de Portugal pretendía casar a su hijo Pedro con Blanca reina de Sicilia viuda de Martín el joven hijo de Martín I, Fernando de Antequera se opuso a este matrimonio porque su intención era casarla con su hijo Juan. Vinieron noticias a Guardamar de que los portugueses estaban preparando una armada con más de 300 barcos. En mayo de 1415 esta armada estuvo abasteciendo en Málaga y había rumores de que se dirigían a atacar Mallorca. Pedro Bisbe síndico Guardamar, dio aviso a Orihuela de que la flota se encontraba fondeada en Cartagena, y había ordenado que los atajadores recorrieran la playa y los atalayas estuvieran atentos para que cuando hicieran señales con las fogatas, vinieran a socorrerlos cuanto antes, pero por fortuna sólo fue una medida de presión y la flota regresó a Portugal.

Algunos patrones, solían ganarse la vida mediante el corso, abordaban los bajeles de comerciantes que encontraban en el mar, robaban la mercancía o pedían rescate por las personas que apresaban. En 1417 pasaban frente a nuestra costa una flotilla de barcos mercantes catalanes y valencianos cargadas de trigo y otras mercancías, que se dirigían a Sevilla, le salieron al paso desde Cartagena varias fustas de unos doce remos y vela latina muy rápidas y ligeras, que pronto les dieron alcance saqueando a los comerciantes. Un barco que pudo escapar llegó a la costa denunciado el hecho a los atajadores de la playa, estos dieron parte al “Consell” de Orihuela que inmediatamente mandó un mensajero requiriendo al baile de Guardamar para que las rescatara, éste dio orden al patrón Julián Mora, para que al mando de su veloz galeota de cincuenta remos diera alcance a los corsarios y parlamentara con ellos. Una vez alcanzados los corsarios, Julián les conminó a que restituyeran lo robado en virtud de la buena amistad que tenían con Orihuela o se verían obligados a tomar represalias. Los corsarios de Cartagena después de parlamentar le devolvieron solamente un “llaud”, propiedad de un vecino de la gobernación, no los catalanes ni valencianos, pues no tenían ningún tratado de amistad con ellos,  prometiendo no volver a robar más a los vecinos de la gobernación de Orihuela.

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