El Arrabal

El Arrabal: El núcleo urbano de Guardamar en 1800 estaba situado en la cima de la colina que hoy conocemos como “El Castillo”.
Desde su fundación la Villa estaba encerrada entre murallas para defenderse  de sus enemigos, sobre todo de los piratas berberiscos “que campaban a sus anchas” por todo el Mediterráneo. Su modo de vida consistía en raptar a toda persona que encontraban en sus correrías para posteriormente pedir un rescate por su liberación, si la familia podía pagar los liberaban y si no los vendían como esclavos.
La población iba creciendo paulatinamente no quedando solares dentro del recinto para nuevas viviendas, por lo tanto se empezó a edificar fuera de la muralla, preferentemente cerca de la puerta de acceso a la Villa, para en el caso de que las campanas sonaran a rebato refugiarse rápidamente al abrigo de la fortaleza.
Estas nuevas edificaciones dieron lugar al nacimiento de un nuevo barrio denominado el Arrabal. Generalmente las personas que habitaban este nuevo barrio eran las más pobres y desarraigadas por lo que se les denominaba despectivamente “Rabalocheras” -hasta hace poco aún se empleaba este término para definir a las personas pendencieras.-
En el año 1800 el barrio del Arrabal había superado con creces en habitantes al de la Villa. Ésta estaba formada básicamente por tres calles: la Mayor que era la más larga y ancha, arrancaba desde la puerta de entrada situada en el norte de la muralla y transcurría longitudinalmente de norte a sur desembocando en un arco que daba entrada a una pequeña plaza Mayor dónde estaba ubicado el Ayuntamiento, los Juzgados, Cárcel, una Tienda de comestibles, y el Horno de intramuros. A un lado y otro de esta calle se situaban las calles Santa Lucia y la del Mar intercaladas con múltiples travesías.
El Arrabal se iniciaba en la misma puerta de entrada de la Villa con la amplia plaza  de su mismo nombre, en ella se realizaban los actos más importantes de la población: se publicaban los bandos, se reunían los jornaleros para ser contratados por los terratenientes, se montaba una plaza de toros en la fiesta de San Jaime dónde desembocaban las vaquillas o novillos que se corrían por los mozos en la calle Mayor -estas corridas tenían una duración de cinco o seis días.-
La mayoría de las calles eran  muy cortas de apenas quince o veinte casas, se les ponía el nombre del primer vecino que edificó en ellas: Calle Constantino, Calle de Aracil o bien recibían el nombre de algún elemento que las identificase: Calle la Parra, de las Ermitas, de la Peña, del Molino, de Abajo. En el arrabal ya existía una plaza denominada Plaza del Rosario (posiblemente situada en el mismo lugar que la conocida hoy en día con este mismo nombre).
Los cargos municipales se elegían todos los años y este año de 1800 correspondió a los siguientes vecinos formar la nueva Corporación: Josef Llobregat, Alcalde 1º; León Blasco Claramunt, Alcalde 2º; Josef Lillo (mayor), Gaspar Parres y Juan Ortiz Vives, Regidores; Francisco Moñino y Antonio Blanco Celdrán, Diputados; Andrés Sempol, Síndico Personero General; Tomás Zaragoza, Personero; Gregorio Ríos Hernández, Alcalde de Hermandad; Domingo Beltrán Ortiz, Alguacil y Josef Hernández, Macero - Portero. El Escribano del Ayuntamiento  era Florencio Aracil.


José Viudes Amorós. Vocal de l’Institut d’Estudis Guardamarencs.

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