La Fuente del Rey
La Fuente del Rey:
los pozos para sacar agua de los manantiales era el recurso que se empleaba en
Guardamar para abastecer a la población del “líquido elemento” en los meses de
verano. Sucedía cuando no bajaba agua por el río y sobre todo cuando en los
años de sequia el cauce se secaba completamente formándose pozas con agua
insalubre, ésto era motivo de enfermedades y trastornos intestinales para todos
aquellos que bebían estas aguas
estancadas.
La
fuente más antigua de Guardamar era la denominada Fuente del Rey. Según la tradición databa de la Edad Media, su nombre le viene dado
porque se cree que se construyó en tiempos del Jaime I el Conquistador.
Se
ubicaba a unos doscientos metros de la playa, en la confluencia de la vía que
baja de la casa forestal de la pinada con la que va a la desembocadura. Estuvo
en uso hasta el primer cuarto del siglo XX y se destruyó cuando se habilitó el
camino que va a la Gola en tiempos de la República -en las fotos topográficas
del vuelo que hizo Ruiz de Alda en
1930 se puede apreciar aún su estructura-.
En
agosto de 1771 la Fuente estaba en
mal estado de conservación, por lo que el Síndico propuso al Cabildo que “se
debía reparar la bóveda de la fuente que abastecía a la población durante el
verano porque estaba derruida”.
En
octubre de 1875 se compró un grifo
para la pileta de la fuente, pagándole al comerciante Pascual Masó nueve pesetas por dicha compra.
A
finales de junio de 1879 se le
encargó al herrero Francisco Gómez
Aguirre (Pacorro=Facorro) que reparara la cañería de la fuente y pusiera
una cerradura en la puerta de la caseta.
En
el año 1882 se puso en marcha la
fuente de un particular (Pozo de Aldeguer?) que se encontraba más cerca de la
población y además manaba más agua, por este motivo la Fuente del Rey estaba casi abandonada. A su cargo estaba una
persona que cobraba la voluntad de los que iban a llenar los cántaros de agua,
dándole un beneficio al Ayuntamiento de entre 25 y 50 pesetas anuales. La Corporación
recibió una propuesta de Francisco Ortiz
García quien dijo “que podía mantener el servicio público de la fuente
cobrando 20 pesetas menos que la persona que lo realizaba actualmente”, yendo
este dinero a engrosar las hambrientas arcas del Ayuntamiento. Después de una
pequeña deliberación de los concejales se acordó concederle al solicitante la administración
y cuidado de la Fuente.
En 1886 se le volvió a arrendar la Fuente del Rey a Francisco Ortiz por
4,16 pts., al mes que debía pagar el día cinco. Este dinero serviría para
mantener la Fuente aseada y en óptimas condiciones. Francisco debía cobrar tres
céntimos por el servicio de dos cargas de agua.
Finalmente
al año siguiente -1887-, el
Ayuntamiento arrendó el servicio de la misma a Mariano Aldeguer Burgos, quien percibiría los derechos establecidos
“desde tiempo inmemorial” -tres
céntimos cada dos cargas-, abonando por el arrendamiento cinco pesetas
mensuales para conservación, reparación y mantenimiento de dicha fuente. En 1891 se le renovó el arrendamiento de
la fuente pública “del Rey” que se encontraba en ese momento rodeada por las arenas, por la cantidad de 30 pts.,
mensuales.
José
Viudes Amorós. Vocal de l’Institut d’Estudis Guardamarencs.
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