Bronca


Bronca: Guardamar 1882. La Corporación municipal de Guardamar estaba reunida  en Sesión ordinaria como era habitual el domingo 29 de enero de 1882. La mañana amaneció fría, corría un ligero viento del NO “que cortaba la piel como un cuchillo” después de la misa Mayor se  dirigieron a la Casa Consistorial todos los componentes del ayuntamientos y las personas interesadas en los asuntos del pleno.
El Alcalde, José Gómez Aguirre apodado “El Navarrero”, ocupó  la presidencia, flanqueado por los tenientes Manuel Verdú Lucas y Ramón Ortiz Alfonsea. En los bancos se sentaron los Concejales Manuel Pérez Hernández, Ramón Pérez García, Vicente Valentí, Tomás Pareja García, Vicente Ramos Díaz y José Rodríguez Sánchez.
El secretario interino Antonio Quirant -el titular hasta el momento lo había sido Ricardo Alarcón ocupando el cargo desde mayo del año anterior y dimitiendo en el mes de noviembre- empezó leyendo el acta de la sesión anterior, en el momento en que se disponía a enumerar los puntos del día a tratar, según el boleto de comunicación del pleno, se oyeron unos golpes de llamada en la puerta de la Sala.
De pronto irrumpió en el salón D. Manuel Aldeguer Ramos –abogado natural de Guardamar- quien con un papel en la mano se dirigió al Alcalde diciéndole: “-Que se presentaba personalmente ante él porque no le había contestado a sus escritos ni a los de los vecinos y que si no tenía palabras para responder ni cualidades  para desempeñar el cargo que ostentaba  no era culpa suya”.
A esto el Sr. Alcalde le contestó: “-Que el Ayuntamiento se encontraba celebrando una Sesión ordinaria, la cual tenía todo el derecho de oír sus debates pero que no podía ni tenía derecho a intervenir ni mucho menos interrumpir”.
Manuel Aldeguer le contestó: “-Que a lo que a él respecta la Sesión la daba por terminada, pues no tenía interés ni para tomar parte en ella ni de enterarse de los temas que estaban tratando, ya que el tema que había venido a tratar era el suyo y si el Alcalde no tenía interés en contestar debía dimitir de su cargo”.
El Secretario viendo que las cosas se estaban poniendo feas intervino diciéndole a Manuel –“Que veía muy mal su comportamiento y le recordaba que se estaba celebrando la Sesión del Ayuntamiento y la estaba interrumpiendo sin tener derecho alguno, dando por supuesto que sabía, como profesional de derecho que era, aunque como ya le había dicho el Alcalde podía quedarse para presenciar el “auto” y si lo deseaba podía tomar asiento guardando silencio, pues el asunto en el que él estaba interesado no se iba a tratar en la presente Sesión puesto que no estaba en el orden del día”.
El abogado insistió en intervenir pero al no darle la palabra se marchó, no sin antes advertir que volvería más tarde a presentar la reclamación por escrito.

José Viudes Amorós. Vocal de l’Institut d’Estudis Guardamarencs.


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