El Fielato
El Fielato: Era una oficina o
control instalada en la entrada de las poblaciones que servía para recaudar el
antiguo impuesto de Consumos,
procurando evitar en lo posible el fraude fiscal de vendedores y consumidores,
que era muy frecuente en aquellos días.
El
impuesto de Consumos era un impuesto
que gravaba los artículos de primera necesidad llamados comúnmente de “comer, beber y arder”, consistía en
una cuota o recargo municipal que se imponía a cada una de las especies
comprendidas en un listado acordado por los municipios. Por lo general lo
pagaba el vendedor al introducir el producto, pero como siempre, era el
consumidor más humilde el que soportaba la carga, máximo cuando los productos
de lujo no estaban incluidos.
Generalmente
este impuesto se daba en arriendo a un particular a cambio de una suma de
dinero fija. El arrendador depositaba una fianza mediante un fiador.
En
el año 1884 el Ayuntamiento decidió cobrar el impuesto por administración, en
los años anteriores lo había hecho por arrendamiento, siendo el arrendador
Rosalino Pérez Hernández -futuro Alcalde- y su fiador su suegro Rafael Aldeguer
Vidal que era codueño del molino de agua. (Abuelo y bisabuelo de D. Vicente
Ramos Pérez)
A
partir del 1 de julio de 1884 se inició el cobro por administración los
derechos de las especies de Consumos,
procediéndose a nombrar el personal necesario para realizar esta labor. Así
mismo se debía asignar los puntos de la población por dónde se tenía que introducir
la mercancía y el lugar dónde se instalaría el Fielato.
Los
puntos de estrada fueron: La calle Mayor, para los que procedían de Alicante en
dirección recta hasta el Fielato y la calle San Pedro, bajando por la de San
Francisco hasta la calle Mayor, los que procedían del camino de Torrevieja.
La
oficina del Fielato se instaló en una casa alquilada denominada de “Fermina”
sita en el número 39 de la calle Mayor.
Se
nombró a José Manuel Lucas Sánchez, (a)Terremoto futuro Alcalde, de 32 años,
administrador con un sueldo de 1,75 pts. diarias; interventor a José Verdú Lucas -empleado- con un sueldo de 1,60 pts. y para
controlar la entrada de mercancías y evitar el fraude a tres Celadores: Andrés
González García, José María Hernández Pérez y Francisco Ramos Valentí, con un
sueldo de 1,50 pts., cada uno.
La
naturaleza del impuesto de Consumos era análoga al de Aduanas, pues consistía
en una especie de frontera interior entre las poblaciones vecinas.
Los
Celadores preguntaban a todos los transeúntes que portaban algún bulto o
equipaje si llevaban algún producto sujeto a pagar el impuesto; si contestaba
que no, se le dejaba pasar; pero si sospechaban que no decía la verdad, se le
introducía en el Fielato registrándole el equipaje, de igual forma se procedía
con los carros u otros vehículos que
entraban en el pueblo.
Los
Consumos eran realmente una forma de crear empleo más que una fuente de
ingresos, por esta razón, a pesar de ser un impuesto injusto e impopular duró
tanto tiempo. Se derogó en 1911.
El
Ayuntamiento de Guardamar recaudaba por este concepto, una media de 1.100 pts.
mes, el 70% era para las arcas municipales= 770 pts.; y el 30% para el Tesoro
Nacional= 330 pts.; gasto en personal= 235,5. Quedando en neto a favor del
Ayuntamiento, 534,5 pts., mes.
José
Viudes Amorós. Vocal de l’Institut d’Estudis Guardamarencs.
El Fielato oficina para cobrar el impuesto de consumos. Historias de #Guardamar#
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