Pergamino
El Archivo Municipal
de Guardamar, conserva nueve pergaminos medievales depositados en el Museo
Arqueológico, que nos ayuda a conocer y a entender mejor la historia de nuestro
municipio; estudiados y transcritos por Clara Martínez Teva[1].
En el pergamino 1º se
recoge la sentencia promulgada por Pedro IV en 1371, en la que ratifica un
privilegio dado a Orihuela el 4 de septiembre de 1364, después de múltiples
conflictos y pleitos del concejo de Guardamar por no perder la autonomía y sus
privilegios. Definitivamente en esta sentencia de 1371 se le declara aldea de Orihuela,
pero con algunas limitaciones, “los dits hommes de Guardamar sien tenguts obrar,
pagar et contribuyr en la obra et reparacio del Castell ne dels murs e valls de
Oriola” además se dice que no se le sobrecargue de impuestos por miedo a
que se despoblase y que la jurisdicción sea la misma que Valencia ejerce sobre la
villa de Morvedre (Sagunto). En 1408 con motivo del nombramiento de un nuevo
gobernador, el concejo de Orihuela mando una carta al síndico para que
defendiera los privilegios y libertades de Guardamar ante la nueva autoridad.
Por desgracia se han
extraviado muchos documentos que había en los archivos, debido a catástrofes
naturales (terremotos y lluvias), traslado de ayuntamiento, o deteriorados por
mal almacenamiento. Actualmente hay almacenado en el AHG un expediente abierto
el 22 de junio de 1819, sobre oficios y derechos enajenados por la corona. Por
la descripción que se realiza, sabemos que antes del terremoto de 1829 aún se guardaba
gran cantidad de legajos, a pesar del temporal de finales del siglo XVIII que
derribó la casa consistorial y el terremoto de 1823 que dañó el horno y varias
casas; “se abrió el arcón de tres llaves
donde estaban guardados los documentos. Lo abrieron León Blasco
Claramunt, alcalde; Manuel Hernández Palomar, regidor decano; y el escribano
Florencio Aracil. En él se encontraron gran cantidad de legajos, alguno de
ellos muy deteriorados, que contenían diferentes privilegios concedidos por los
reyes, estaban escritos en latín, valenciano y castellano[2]”.
En el legajo nº 17 contenía el título de villa real concedida a Guardamar en
1692 por el rey Carlos II.
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